"QUI PRODEST?"
RECUERDEN USTEDES CUANDO ANTAÑO SE CONSTRUÍAN CENTROS COMERCIALES Y GRANDES SUPERFICIES A TROCHE Y MOCHE, EN CADA ESQUINA, FUE SU BOOM. HOY ESTAMOS ASISTIENDO A LA REALIDAD PURA Y DURA DE MÁS DEL 90% DE ESOS CENTROS CERRADOS, ABANDONADOS Y EN RUINAS, QUE ESTÁN DANDO COBIJO A LA POBREZA GENERALIZADA E INSTITUCIONAL.
Pero en las entrañas de esos Centros Comerciales y por sus pasillos también se vive. Mejor dicho, se sobrevive en los puntos de culto de la era del consumismo. La pobreza severa de miles de ciudadanos, ahora muchos más a causa de la pandemia, quienes en el peor de los casos se han visto obligados a levantar infraviviendas en los espacios más recónditos y sombríos posibles. No quieren que los vean, son los nuevos "leprosos" de esta sociedad. Están excluidos del sistema y se refugian en las catacumbas de los Centros Comerciales.
La pobreza coloniza Centros Comerciales abandonados en todas las zonas turísticas de España y en muchas capitales de provincia. Languidecen por la pandemia y por la mala gestión política, con miles de personas refugiándose en la nada y acudiendo en masa a los bancos de alimentos, mientras la administración protege a los inmigrantes ilegales en habitaciones de hoteles o apartamentos, además de procurandoles alimentos tres veces al día.
La pobreza severa se dispara un 49% en Canarias en 2021 y afecta a más de 343.000 personas, mientras la administración vive preocupada por los de fuera, abandonando a su suerte a quienes les votaron y les consiguieron ese trabajo. Quienes viven en las catacumbas de los centros comerciales, apenas ven la luz cuando se despiertan, no hay luz eléctrica y la poca luz natural es escasa en su totalidad. No hay ventanas ni agua corriente, no hay internet, aunque eso no les afecta, ellos viven en la época troglodita.
Muchos de esos habitantes de las catacumbas del siglo XXI, están enfermos, para ellos que pagaron de sus nóminas la seguridad social, no existe ese servicio. Las autoridades políticas esas cosas las priorizan para los inmigrantes ilegales. Sí, esos que viven a cuerpo de rey, después de saltarse las leyes españolas. Se alimentan de la caridad de otros españoles que se quitan algo de pan de sus bocas, para ayudar a otros españoles. Aún estoy esperando ver a algun colectivo musulman que salga en ayuda de estos españoles.
Estos habitantes de las catacumbas del siglo XXI, no saben nada de eso que los políticos gritan a los cuatro vientos, el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Algunos han entregado papeles a la trabajadora social del ayuntamiento correspondiente, pero como no pueden seguir la actualización, por carecer de móvil o internet, de una posible tramitación de la ayuda, y tampoco le han comunicado nada, directamente desisten. No existen entidades o colectivos que les presten ayuda, las ayudas son a cambio de dinero que aporta el estado a todas esas ONGs, que viven del dinero publico. Lo que toca es aguantar, pero… ¿hasta cuando?.
Con el impasse que ha sufrido el sector laboral, era previsible que más y más españoles cayeran a escenarios de marginalidad. La imagen de estos centros comerciales, hace unas décadas máxima expresión del crecimiento económico y urbanístico desorbitado que estaba viviendo España, es fantasmagórica. Los inmuebles están abandonados. No hay condiciones de salubridad que recomienden una estancia mayor a un par de horas.
Es como caer a un mundo frágil y efímero. Los desahuciados de la pandemia, y de antes, han encontrado en los centros comerciales abandonados, un lugar para cobijarse de todo. Pasillos de Centros Comerciales, con decenas de infraviviendas. Los ayuntamientos son conscientes y quieren saltarse sus mismas leyes en un intento de salvarse la cara. Quieren que los propietarios de los centros comerciales inicien una modificación de planeamiento y, así, modificar el uso para hacerlo residencial. De esa manera pueden hacer vivienda como es debido. Y no estar en precario como ahora”.
Pero no. Los plazos han caducado. Están fuera de ordenación. No pueden instar a que hagan algo cuando ya está caducada la acción. Y al tratarse de cuestiones privadas, la administración está atada de manos, esa es la salida politica para despejar el problema a otro tejado.
Un punto de encuentro. Las colas del hambre reúnen a personas, deben acudir al banco de alimentos, lo hacen cada 15 días, es como ir al supermercado, sin llevar una lista de compra. Mientra siguen llegando inmigrantes ilegales que son llevados en volandas y bajo palio por esa basura política que cada día se llena mas sus bolsillos con el dinero recibido por la UE, porque sépanlo ustedes, por cada inmigrante ilegal que llega a España la UE abona al estado que los recoja una cantidad aproximada a los 6.000 euros por inmigrante ilegal y mes.
Mientras… existen españoles abandonados por el estado, que viven en las catacumbas de los centros comerciales, en unos cinco metros cuadrados y comen cada quince días gracias a la buena voluntad de otros españoles.
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