Escribir estos días, en medio de la zafiedad que se está desatando, un artículo especialmente duro contra la política del gobierno de Zapatero, no es plato de mi gusto. Y lo lógico sería callar. Pero eso supondría ser cómplice de lo que se quiere perpetrar contra el pueblo saharaui por parte del Gobierno español. Es cierto que lo que se pueda añadir a continuación puede carecer de toda originalidad. Pero la verdad o la sinrazón no se miden por su grado de novedad, sino por los hechos y las bases sobre las que se sustentan. En la última visita de Zapatero a Rabat, hace unos días, todo estaba previamente cocinado y acordado. La ratificación ¡nada menos! que del Acuerdo Pesquero (congelado desde hacía más de un año) va a permitir que se reabran los ricos caladeros marroquíes para que faenen, entre otras, las flotas española y canaria. Además, entre otros muchos Acuerdos se firma uno (de enorme sensibilidad en Andalucía y Canarias) para la repatriación de menores que entren ilegalmente en territorio español. Todo esto constituye un avance impresionante del gobierno de Zapatero, sobre todo si se lo compara con lo ocurrido años atrás, con clímax en "La guerra de Perejil". Y todo esto es estupendo. Pero todo logro acarrea contrapartidas. Y aquí aparece el terrible baldón. Porque se trata del único caso, en la historia moderna, en el que una potencia colonial: 1).- abandona un territorio (es verdad que durante los estertores del dictador Franco) y al pueblo que reside en él, y lo reparte por mitades entre los Estados vecinos Marruecos y Mauritania. 2).- después de haber estado cerca de 30 años defendiendo que la solución a ese conflicto tenía que pasar por la legalidad internacional (lo mismo que el gobierno de Zapatero exigió con dignidad para el caso de Irak), que exige un referéndum de autodeterminación (como el que se verificó, a pesar de todas sus dificultades, en el caso de Timor Oriental) ahora, en este viaje, sale diciendo que la propuesta marroquí de una amplia autonomía para el Sahara "abre una nueva etapa", que "el momento es bueno" y que la única actitud responsable "es la de ser constructivo". Y que por tanto invita a las partes al arreglo del contencioso partiendo de la propuesta alauí.Recuérdese. Todo y después que Marruecos rechazara el Plan Baker II, patrocinado por las Naciones Unidas, que proponía una autonomía de cinco años de duración seguida de un referéndum de autodeterminación. Plan que, por su parte, sí que aceptó la República Árabe Saharaui Democrática. Y el Gobierno de España, se atreve a pedir tiempo y responsabilidad al Frente Polisario que sigue abandonado en medio del pedregal infinito del desierto (como muchísimos miles de canarios conocemos) y con sus miserables existencias alimentarias a punto de fundirse. Y mientras tanto ¡vendiendo armamento a Marruecos! Vemos cómo la ominosa "Razón de Estado" es asumida por el gobierno español. Porque "hay que ser realistas y prácticos". Y si no lo hacemos nosotros y nuestras empresas, van a ser los franceses, los norteamericanos y hasta los chinos, quienes se van a aprovechar de "nuestra zona de influencia". Y aquí viene lo más inmisericorde. El principal argumento del gobierno marroquí es que su propuesta "defiende la integridad de nuestro territorio". Y al gobierno español eso le parece suficientemente razonable? Pero ¿sólo se trata de territorio? (en ese caso, igual que Ceuta y Melilla, no se olvide). Pero ¿y el pueblo saharaui?... Recordemos que, como contraste, en un montón de pueblos de España se ha vivido en los dos últimos años, un poderoso y formidable resurgir de nuestra "Memoria Histórica". Y, sin ánimo alguno de revancha, pero sí de reconocimiento y dignificación, se están desenterrando e identificando los restos de muchas de las víctimas. Y dando a conocer su verdadera historia, con mucha frecuencia plena de comportamientos ejemplares. Y así estamos rescatando a muchos de nuestros padres y abuelos. ¿Y con nuestros hermanos saharauis? Con todos esos que nos miran a los ojos (aunque no estén ellos mismos presentes) y nos enseñan en sus manos extendidas su DNI, al que tenían derecho como cualquier ciudadano español. Con ellos no vamos a tener necesidad de identificar su ADN, sabemos ya quiénes son. Aunque no queramos ni mirarlos ni saber de ellos. Y un gobierno que se vanagloria de cumplir y hacer cumplir la legalidad internacional y que es capaz de recobrar la memoria histórica de muchos de los suyos, no puede ni debe aceptarse que, con el pueblo saharaui, entierre esos principios que dice defender y esa memoria que dice querer dignificar. PD.- Si uno hubiera conocido la noticia que el Gobierno canario había elevado una enérgica protesta al Gobierno de España por esta visita a Marruecos pensaría, seguro, que estaría relacionada con el comportamiento indigno que acabamos de comentar. ¡Nada de eso! Lo único por lo que protestaba es porque no fue invitado a estar.
LA VERDAD SIEMPRE RESPLANDECE
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