¿ESPERAMOS A OTRO PILANCONES?
Decir las cosas a tiempo da pie para que el verbo prevenir ejerza su acción benéfica antes de que el verbo lamentar imponga la suya. Este humilde escrito parte, precisamente, de la definición del verbo prever.
En el María Moliner se dice que prever es percatarse por anticipado de alguna cosa que puede ocurrir.
Y entre las cosas que pueden ocurrir está la desaparición de un portentoso archivo a causa de un incendio no previsto.
La parroquia de San Juan Bautista, de Telde, posee un archivo históricamente fastuoso. “Es uno de los más antiguos y completos de la Diócesis”, escribió el doctor Pedro Hernández Benítez, presbítero, en su libro “Telde”, elaborado depósito de los valores arqueológicos, históricos, artísticos y religiosos de la vieja ciudad de los Faycanes.
Los manuscritos y libros (Bautismo, Matrimonio y Defunciones) datan de las postrimerías del siglo XV.
El número uno de los libros de Bautismo, por ejemplo, comienza: “Lunes a veinte y seis del mes de marzo de mil quinientos tres”, con el bautizo de Francisca, hija de Gonçales, maestre horro, y de Catalina, esclava de Matos.
Estos libros guardan en sus páginas una parte importante de la historia de Canarias. Su riqueza e importancia están fuera de toda duda. Pero dichos libros están en peligro...
Archivados en armarios de madera, en un edificio antiguo, aunque magníficamente restaurado, pero abundante en maderas nobles, corren el peligro de que un posible incendio los haga desaparecer irremediablemente.
Unas torres desmochadas de la histórica basílica de San Juan pueden ser restauradas y volver a señalarnos con sus agudos terminales las alturas. Pero unos legajos y libros históricos, sin estar protegidos contra el fuego y el deterioro, pueden desaparecer para siempre.
Se impone la necesidad urgente de archivarlos en armarios contra incendios.Corresponde, pues, a las autoridades competentes, parroquiales y municipales, culturales, económicas y políticas (todas implicadas en la defensa del patrimonio común) ponderar debidamente la idea y llevarla a la práctica.
Cruzarse de brazos y no hacer nada sería tentar al diablo, ese ser del que Baudelaire decía que la mayor de sus astucias es hacernos creer que no existe.
Manuel Ramos Castromil
En el María Moliner se dice que prever es percatarse por anticipado de alguna cosa que puede ocurrir.
Y entre las cosas que pueden ocurrir está la desaparición de un portentoso archivo a causa de un incendio no previsto.
La parroquia de San Juan Bautista, de Telde, posee un archivo históricamente fastuoso. “Es uno de los más antiguos y completos de la Diócesis”, escribió el doctor Pedro Hernández Benítez, presbítero, en su libro “Telde”, elaborado depósito de los valores arqueológicos, históricos, artísticos y religiosos de la vieja ciudad de los Faycanes.
Los manuscritos y libros (Bautismo, Matrimonio y Defunciones) datan de las postrimerías del siglo XV.
El número uno de los libros de Bautismo, por ejemplo, comienza: “Lunes a veinte y seis del mes de marzo de mil quinientos tres”, con el bautizo de Francisca, hija de Gonçales, maestre horro, y de Catalina, esclava de Matos.
Estos libros guardan en sus páginas una parte importante de la historia de Canarias. Su riqueza e importancia están fuera de toda duda. Pero dichos libros están en peligro...
Archivados en armarios de madera, en un edificio antiguo, aunque magníficamente restaurado, pero abundante en maderas nobles, corren el peligro de que un posible incendio los haga desaparecer irremediablemente.
Unas torres desmochadas de la histórica basílica de San Juan pueden ser restauradas y volver a señalarnos con sus agudos terminales las alturas. Pero unos legajos y libros históricos, sin estar protegidos contra el fuego y el deterioro, pueden desaparecer para siempre.
Se impone la necesidad urgente de archivarlos en armarios contra incendios.Corresponde, pues, a las autoridades competentes, parroquiales y municipales, culturales, económicas y políticas (todas implicadas en la defensa del patrimonio común) ponderar debidamente la idea y llevarla a la práctica.
Cruzarse de brazos y no hacer nada sería tentar al diablo, ese ser del que Baudelaire decía que la mayor de sus astucias es hacernos creer que no existe.
Manuel Ramos Castromil
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