COÑO, CON LA ÚLTIMA DE DON PEPITO GRILLO Y ADEMÁS AHORA SE MONTA SU CADENA DE TELEVISION
TERMINABA la carta de un lector publicada el lunes pasado: "Yo estoy seguro de que el sentido del voto socialista de la mayoría de los canariones en las últimas elecciones (...) no fue por convencimiento político, sino que iba dirigido contra los chicharreros". R.R. Acosta, autor de la misiva, señaló así un hecho que muchos no quieren reconocer en este archipiélago, pero que es una realidad, y es que en Las Palmas no se votó en mayo de 2007 por el PSOE ni por Saavedra o López Aguilar; se votó contra Tenerife, por el afán que tienen allí de ser los primeros en todo, de querer pasar de ser la tercera isla en importancia a ser la primera. Es algo que ya sospechábamos. ¿Cómo es posible, si no, que el PP y Soria, que hasta ese momento dominaban las principales instituciones políticas, se hundieran de esa forma tan estrepitosa para dar paso a quienes citábamos más arriba? Un cambio tan radical sólo se puede explicar como un voto de castigo contra Tenerife.
Y es que esta isla tiene muchos enemigos, no ya en la política, sino también en los medios de comunicación. Uno de ellos, un plumilla especializado en esparcir basura en un periódico que también va en esa línea, decía el otro día una verdad, tal vez por primera vez en su vida: si el PSOE gana las elecciones de marzo, López Aguilar será el próximo capataz de la finca canaria. ¿Es o no una colonia este archipiélago cuando hasta los periodistas afines al poder socialista se expresan así? En cuanto al líder del PSC-PSOE, que condicionaba su apoyo al Estatuto de Autonomía a la reforma del sistema electoral canario, tenemos que decirle que el verdadero cambio sólo puede venir de la eliminación del actual sistema de listas cerradas, donde se infiltra la chatarra política; un sistema ideado para que intelectuales como él tengan un puesto desde el que incordiar en vez de trabajar por el bien de los ciudadanos. Por tanto, las listas abiertas es lo que cambiarán el corrompido sistema actual, donde es el aparato de los partidos el que impone los candidatos, no los militantes.
Otro que también se sale por la tangente es un "nacionalista" que lleva tiempo viviendo políticamente de esta ideología y que ocupa cargos orgánicos. Ahora se destapa con unas declaraciones que demuestran que no sabe muy bien en qué campo milita. Se supone que el nacionalista persigue la nacionalidad, es decir, la soberanía, para su tierra. Pero él no puede hablar, como hace, de soberanismo (palabra que no conocemos y que no figura en el Diccionario de la Academia) si dice que Canarias puede lograr mayor autogobierno dentro de la Constitución. ¿Qué Constitución?, ¿la canaria, que no existe?, ¿la española, que no permite la existencia de Estatutos de soberanía? La verdad, no entendemos a este "nacionalista". Tendrá mucha preparación teórica, pero, desde luego, no heredó el patriotismo de su padre, quien sí sabía que el objetivo último de un nacionalista es que su tierra sea soberana. ¿Cómo es posible que su hijo venga a estas alturas de militancia a decir que independentismo y soberanismo (¿?) son ideas trasnochadas, caducas? ¿Dónde milita este hombre?, ¿es canario, madrileño, catalán..? Dice que sus propuestas se encuadran en la Constitución. Bueno fuera que no. No tiene otro remedio. Pero es que eso es precisamente lo que hay que cambiar: que la Carta Magna permita la soberanía, aunque sea sin desligarnos totalmente de España. De lo que se trata es de que los dueños de la "finca" canaria, situada a dos mil kilómetros de sus amos, la gobernemos nosotros, con nuestra personalidad y con libertad, y no gente de allende los mares. Ya es hora de que este tipo de nacionalistas dejen de hablar de Estatuto de Autonomía y de engañar a los canarios, en lugar de dejarlos expresarse libremente. Porque todavía hoy, a pesar de la democracia, hay miedo a decir en público lo que se piensa cuando se trata de ideas políticamente incorrectas.
Hace unos años, en un país europeo les preguntaron a unos canarios que estaban de viaje que de dónde eran. Al contestar que españoles, insistieron: "¿De qué parte?". Y cuando les dijeron que de Canarias, no sabían situar las islas en el mapa, así que pidieron más detalles. Al conocer la respuesta, aquellos europeos respondieron de la manera más natural: "¿Y cómo pertenece Canarias a España estando tan lejos de ella?". "¿Cómo es que son ustedes españoles?". Les hablaron, entonces, de la Conquista, de estatutos, etc.; no hubo manera de convencerlos. En fin, se quedaron como si fueran de ninguna parte, sin nacionalidad. Apátridas
Y es que esta isla tiene muchos enemigos, no ya en la política, sino también en los medios de comunicación. Uno de ellos, un plumilla especializado en esparcir basura en un periódico que también va en esa línea, decía el otro día una verdad, tal vez por primera vez en su vida: si el PSOE gana las elecciones de marzo, López Aguilar será el próximo capataz de la finca canaria. ¿Es o no una colonia este archipiélago cuando hasta los periodistas afines al poder socialista se expresan así? En cuanto al líder del PSC-PSOE, que condicionaba su apoyo al Estatuto de Autonomía a la reforma del sistema electoral canario, tenemos que decirle que el verdadero cambio sólo puede venir de la eliminación del actual sistema de listas cerradas, donde se infiltra la chatarra política; un sistema ideado para que intelectuales como él tengan un puesto desde el que incordiar en vez de trabajar por el bien de los ciudadanos. Por tanto, las listas abiertas es lo que cambiarán el corrompido sistema actual, donde es el aparato de los partidos el que impone los candidatos, no los militantes.
Otro que también se sale por la tangente es un "nacionalista" que lleva tiempo viviendo políticamente de esta ideología y que ocupa cargos orgánicos. Ahora se destapa con unas declaraciones que demuestran que no sabe muy bien en qué campo milita. Se supone que el nacionalista persigue la nacionalidad, es decir, la soberanía, para su tierra. Pero él no puede hablar, como hace, de soberanismo (palabra que no conocemos y que no figura en el Diccionario de la Academia) si dice que Canarias puede lograr mayor autogobierno dentro de la Constitución. ¿Qué Constitución?, ¿la canaria, que no existe?, ¿la española, que no permite la existencia de Estatutos de soberanía? La verdad, no entendemos a este "nacionalista". Tendrá mucha preparación teórica, pero, desde luego, no heredó el patriotismo de su padre, quien sí sabía que el objetivo último de un nacionalista es que su tierra sea soberana. ¿Cómo es posible que su hijo venga a estas alturas de militancia a decir que independentismo y soberanismo (¿?) son ideas trasnochadas, caducas? ¿Dónde milita este hombre?, ¿es canario, madrileño, catalán..? Dice que sus propuestas se encuadran en la Constitución. Bueno fuera que no. No tiene otro remedio. Pero es que eso es precisamente lo que hay que cambiar: que la Carta Magna permita la soberanía, aunque sea sin desligarnos totalmente de España. De lo que se trata es de que los dueños de la "finca" canaria, situada a dos mil kilómetros de sus amos, la gobernemos nosotros, con nuestra personalidad y con libertad, y no gente de allende los mares. Ya es hora de que este tipo de nacionalistas dejen de hablar de Estatuto de Autonomía y de engañar a los canarios, en lugar de dejarlos expresarse libremente. Porque todavía hoy, a pesar de la democracia, hay miedo a decir en público lo que se piensa cuando se trata de ideas políticamente incorrectas.
Hace unos años, en un país europeo les preguntaron a unos canarios que estaban de viaje que de dónde eran. Al contestar que españoles, insistieron: "¿De qué parte?". Y cuando les dijeron que de Canarias, no sabían situar las islas en el mapa, así que pidieron más detalles. Al conocer la respuesta, aquellos europeos respondieron de la manera más natural: "¿Y cómo pertenece Canarias a España estando tan lejos de ella?". "¿Cómo es que son ustedes españoles?". Les hablaron, entonces, de la Conquista, de estatutos, etc.; no hubo manera de convencerlos. En fin, se quedaron como si fueran de ninguna parte, sin nacionalidad. Apátridas
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