En las últimas semanas hemos sido testigos de la aparición de un nuevo residuo sólido urbano consecuencia de la crisis de la Covid-19: el material sanitario de uso en los hogares. En la nueva normalidad, tenemos que utilizar guantes de un solo uso en los establecimientos y mascarillas donde no se pueda asegurar el distanciamiento social adecuado.
Cada hogar, residencia o negocio se ha convertido en un pequeño hospital, donde se genera diariamente una importante cantidad de estos residuos no reciclables, que deberían ser tratados como material sanitario.
Este tipo de residuo se está depositando en el contenedor gris o de resto,. En la mayoría de las localidades españolas, su destino final es el vertedero, con los riesgos que eso supone.
Incluso la reciente orden SND/271/2020, de 19 de marzo, por la que se establecen instrucciones sobre gestión de residuos en la situación de crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19, recomienda la incineración de estos residuos. Sin embargo, no tenemos suficientes incineradoras en España. Poner en marcha una incineradora que cumpla con los aspectos mencionados (suficiente seguridad ambiental y adecuada gestión de residuos y de energía) es un proyecto que puede tardar entre cinco y diez años.
Con un poco de suerte y si alguno queda vivo para la próxima pandemia, ya tendremos las infraestructuras apropiadas para hacer frente de forma segura a los residuos que genere.
Ya lo explique en un artículo hace dos meses y a nadie le preocupo. Ahora ya empiezan a decir la realidad del próximo problema, pero con la boca chica, como si estuvieran preparándonos para lo que se nos viene encima. El artículo en cuestión, lo pueden ver en este LINK.
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