En la actual coyuntura internacional en la que nos encontramos de crisis económica producida entre otros factores como bien nos recuerda la O.I.T. (Organización Internacional del Trabajo), por la existencia de una visión en el que se sobrevaloraba la capacidad de los mercados para autorregularse, a la vez que se infravaloraba el papel del Estado y se subestimaba la dignidad del trabajador, el respeto por el medio ambiente y la provisión de bienes públicos y de protección social. Entre toda esta situación descrita debe apostarse por un rediseño de las relaciones económicas y comerciales internacionales encaminadas a crear un modelo más justo y sostenible.
Una de las apuestas más decididas realizadas por la O.I.T en el Pacto Mundial para el Empleo, se basa en el Programa de Trabajo Decente en el que se recuerda que se respete los Derechos Fundamentales en el Trabajo. Punto este que no se cumple en muchísimos países del mundo en el que no se respetan la dignidad del trabajador, la libertad sindical en la que son asesinados muchos sindicalistas, se trabaja en situaciones miserables y sin ninguna seguridad entre otras muchas penalidades.
En el modelo internacional de comercio que tenemos nos encontramos con el intercambio de bienes y servicios con países que no respetan los derechos humanos, además los costes de producción de esos bienes y servicios producidos en situación de semiesclavitud, llegan a una Europa en la que tradicionalmente se ha protegido socialmente el trabajo. Esos bienes llegan a unos costes irrisorios con la cual los productores europeos no pueden competir, teniendo estos que cerrar sus fabricas, con la destrucción de empleo que estos ocasionan. Muchos de esos empresarios optan por deslocalizar sus industrias a esos países en los que no hay regulación alguna ni derechos para los trabajadores.
La Unión Europea podría obligar a que los bienes y servicios que nos vendan se produzcan no solamente con las condiciones de seguridad a los que nos tienen acostumbrados con la marca CE, sino con la obligación de la Clausula Social de que esos bienes y servicios han sido producidos respetando los derechos de los trabajadores. Sería la unión europea la que tendría que exigir un listado de derechos sociales definido (Salarios dignos, horarios, seguridad en el trabajo, etc). Pero la triste realidad es que la U.E, en estos momentos lo que hace es mirarse el ombligo, sin la posibilidad de cambiar a mejor la vida de millones de personas, y se quedan en satisfacer los intereses de las multinacionales del máximo beneficio a costa de la semiesclavitud de una parte de la Población de este Planeta.
Fuentes:
Informes:OIT. Un pacto mundial para el empleo. OIT. Enfrentando la crisis mundial del empleo.
http://www.ilo.org/global/lang--es/index.htm
Gerardo Déniz
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