Amigo mío, tenga usted en cuenta que los pájaros tienen alas, y con las alas vuelan...", explicaba un sabio señor de la Cumbre a cuenta del desalamiento producido por el incierto futuro del pinzón azul tras el infierno de pinares que se formó el pasado verano en Inagua, residencia habitual de la especie.Y parece que sí, que una buena parte voló a los lugares de normal temperatura para campear el infierno porque los técnicos del Cabildo, con el veterinario Pascual Calabuig al frente del equipo, están registrando en los últimos días, y gracias a los últimos chubascos, el rebrote del pinar y el asentamiento de los abrevaderos, un trajín incipiente que les ha devuelto la cara de optimismo.Calabuig, en medio del pinar carbonizado, contaba este jueves que ya han capturado a unos 30 ejemplares de este casi estrafalario pájaro azul petróleo que han sido marcados, censados y devueltos a la atmósfera para así seguirles el rumbo que cogen para asegurar su propia supervivencia. Porque, según la misma fuente, el bicho no es tonto precisamente, y es capaz de tirar de los pocos recursos disponibles para sortear las miserias.El mismo Calabuig explicará hoy, a quien quiera acercarse al Cicca a partir de las seis y media de la tarde, el último parte de esta especie en peligro de extinción y a la postre una de las más raras del mundo, en una jornada de formación organizada por La Caja de Canarias que también abarcará, hasta las ocho y media de la tarde, una charla sobre los pinos centenarios, impartida por Alejandro Melián Quintana, y una no menos enjundiosa disertación sobre los cañaverales, a cargo de Cástor Quevedo León.Y de vuelta a los carbones del pinar de Inagua, Calabuig Miranda, que es el responsable del Plan de Recuperación del Pinzón Azul del Cabildo de Gran Canaria, sigue explicando con una pizca de asombro, cómo el ave se ha ido moviendo más o menos a la misma velocidad que el propio equipo que los estudia, y que ya tiene programado para primavera un despliegue considerable de técnicos para hacer un censo masivo y concretar así el número más aproximado que compone su población y sus posibilidades reales de supervivencia. "SABEN LO QUE HACEN". Hay que subrayar que antes de que el fuego acabara con unos datos obtenidos con el fruto de años de investigación, se habían identificado en la zona a poco más de 200 ejemplares, y que ya entonces la especie estaba en la cuerda floja, justo en el límite de la viabilidad de su futuro.Por todo esto el optimismo llega con cautela, no en balde el incendio se produjo en uno de los momentos del año más sensibles para la reproducción y, además, el invierno también es una época más dura para la alimentación del pinzón, aunque por el momento, siempre según la misma fuente, ahora los pinos ya han perdido la hoja seca, están rebrotando de lo negro y el suelo está plagado de piñones. A eso se le añade que, al fin y al cabo, no es la primera catástrofe masiva que sufren en ese hábitat a lo largo de su existencia, y "son muy listos, créame: saben lo que se hacen..."
UNA BUENA NOTICIA, PARA GRAN CANARIA
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