“La naturaleza recupera su territorio”. Todos hemos visto imágenes de este tipo en las últimas semanas: desde los canales de Venecia recolonizados por fauna marina, ciervos por las calles de Valladolid osos paseando por los pueblos, jabalíes comiendo en los contenedores de la basura. Los lagartos canarios paseando por las calles. Las palomas y las tórtolas paseando por donde antes no lo hacían. Las ballenas comiendo sardinas en las orillas de las playas. Pero igual lo que nos encontremos a nuestra vuelta a las ciudades es algo menos idílico.
Porque en las ciudades también viven las ratas, y algunos especialistas ya están avisando de que la situación actual puede tener un efecto importante sobre estos roedores. De hecho, el escenario que presentan no es nada alentador: una nueva estirpe de ratas agresivas y “super-resilientes”.
La peste negra o muerte negra fue la pandemia de peste más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Eurasia en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353. En España, se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra. Es difícil conocer el número de fallecidos, pero en el siglo XXI las estimaciones de 25 millones de personas solo en Europa, aproximadamente un tercio de la población, se pueden afirmar.
Los datos que avalan el contagio por pulgas de la rata negra eran:
Las profesiones en contacto con las ratas se veían más afectadas , caso de los carniceros, molineros o panaderos. En Asia suelen aparecer cientos o miles de ratas muertas antes de comenzar la infección. Los asiáticos lo saben y toman medidas. Las profesiones que repelían a las pulgas se veían menos afectados, por ejemplo, los toneleros, pastores o aceiteros. La peste actual también puede contagiarse de persona a persona, pero necesita previamente la infección de las ratas para producir la variante pulmonar.
Un escenario que no es ninguna locura, y cuyas consecuencias ni podemos imaginarlas. Pero para comprenderlo, hace falta entender un poco cómo viven las ratas en entornos urbanos.
Las ratas se organizan en grupos sociales. De hecho, las que podemos ver, es más común avistarlas en ciudades, son las que han quedado apartadas de estos grupos sociales, como son las residentes en los vertederos de basuras.
Bien, pues en estos grupos sociales las ratas se cuidan entre sí. Las crías reciben alimento y protección de los adultos, y estos comparten los recursos entre ellos. Recursos que, generalmente, obtienen de restaurantes, supermercados y basuras.
Pero ahora, con las normas de confinamiento, los restaurantes están cerrados. Los supermercados no tiran tanta comida, y la basura se gestiona de otra manera. A lo largo y ancho del planeta, las ratas se han quedado sin su fuente principal de recursos. Y en España, un territorio de servicios hosteleros en su 75%, ¿A donde van a ir?. Sencillamente a las casas, llevando consigo las pulgas y a los vertederos de basura, donde a su vez muchas serán alimento para otras ratas, aves de presa y felinos.
Y de aquí es de donde surgen los problemas. Porque, de manera natural, la estrategia de las ratas pasa por reducir su población. Teniendo menos crías, pero también recurriendo a otras formas más directas: infanticidio y canibalismo. Y atacando a quien se enfrente con ellas, ya sea humano o animal.
Las ratas que sobreviven a estas condiciones son exactamente las que nos podemos imaginar: las más agresivas, las más potentes, que no tiene por qué significar las más fuertes físicamente, aunque probablemente sea un factor a tener en cuenta, las más dispuestas a llevar a cabo estas estrategias.
Todo esto se puede resumir de una manera muy sencilla: selección natural, igual no muy extendido y tal vez demasiado veloz, aunque el periodo de gestación de las ratas es de 23 días. Quedarán las ratas más resilientes y capaces de enfrentarse a momentos de escasez y alta competencia. Las ratas con las que tengamos que compartir las ciudades ya no serán las que conocíamos.
Y aquí entramos en las consecuencias de las que hablábamos antes. ¿Qué puede significar para nosotros, para los seres humanos, que se de este proceso de selección en las ratas? Puede ser que el número de ratas se reduzca, y que simplemente tengamos que gestionar colonias algo más agresivas en un primer momento, es el escenario más optimista o tal vez estas ratas “super-resilientes” puedan generar un problema sanitario añadido, funcionando como vector de enfermedades, otras enfermedades, no parece que puedan contagiarse del coronavirus. Lo que si esta claro es que sus mordidas y su agente exterminador de humanos (las pulgas), van con ellas y cumplirán de nuevo con su objetivo.
En cualquier caso, supone un interesante “experimento natural” que está teniendo lugar durante el confinamiento.
Y para el que existe una recomendación muy clara y simple: poner en marcha cuantas herramientas existen para el control de roedores. Aunque todos sabemos que no existe ningún PLAN DE PREVENCIÓN para esto que se esta fraguando
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes escribir lo que desees, pero te recuerdo que "SOLO TÚ" eres el responsable de tu comentario y con ello defines claramente tu cultura y tu educación.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.