De Estocolmo a Londres, pasando por Paris o Atenas, ha
llegado el tiempo de abrir los ojos y de poner las palabras exactas a lo que
actualmente ocurre en Europa: Estamos en guerra.
Esta guerra ha sido declarada, no por nosotros, pueblos de
Europa, sino por nuestros gobernantes, políticos y grandes multinacionales, que
han contribuido de manera voluntaria, desde hace décadas, a podrir la fruta
Europa.
Ellos han decidido, sin consultarnos, organizar la
inmigración masiva, destructora de nuestras identidades y de nuestros logros
económicos y sociales. Han aceptado, sin rechistar, la influencia cada vez
mayor de la religión musulmana bajo todas sus formas, en toda Europa. Han
aceptado darles todo a los nuevos colonizadores para no provocar su cólera. Han
decidido que debíamos convertirnos en esclavos en nuestra propia tierra. Han
aceptado vender nuestros países, nuestras instituciones, a los mercaderes
nómadas que vagan por el mundo, queriendo estar en todas partes como en su
casa. Han decidido, con el fin de quitarnos definitivamente nuestras raíces y
nuestra humanidad, llevar a cabo una política de destrucción de las raíces
nacionales y de la familia, para hacer de nosotros unos simples robots.
Pero el producto de sus locas decisiones está hoy
escapándoseles de las manos. Están perdiendo el control. No han podido impedir
el asesinato a plena luz del día en una calle de Londres de un soldado por dos
islamistas fanáticos, cuando pretenden combatir el islamismo en todo el mundo
(menos en casa). Niegan hoy el carácter étnico de los disturbios de Estocolmo,
como los ayer en Paris y Londres, ayudados en esa tarea de falsificación por
los medios de comunicación a sueldo. Pero en la época de Internet, todo el
mundo puede ver que los vándalos que saquean, violan y destruyen son
mayoritariamente no europeos nativos, sino inmigrantes y descendientes de
inmigrantes musulmanes y africanos.
Nuestros gobernantes venden nuestro patrimonio a las
potencias petroleras árabes, y vuelven de paso a las poblaciones europeas
dependientes de sus enemigos. Se han negado a poner barreras aduaneras que
protegerían el
conjunto de los europeos de la inmigración. Quieren, mediante el uso de la fuerza, contener todo
movimiento de revuelta popular en Europa, como en las manifestaciones en
defensa de la familia en Francia o las manifestaciones contra la pobreza en
Grecia. Estos gobernantes son los mismos que están financiando guerras civiles
en otros países, como en Siria, armando, financiando y apoyando política y
diplomáticamente a los terroristas islámicos.
Han perdido el control y quieren, mediante la represión y la
denigración, impedir la revuelta de sus pueblos, el odio que sube y la cólera
que ruge cada día un poco más. Están jugando sus últimas cartas antes de perder
la partida.
Dominique Venner, despertador del pueblo, historiador al
servicio de los pueblos europeos desde siempre, lo había comprendido desde
hacía tiempo. Su último gesto heroico en la catedral de Notre Dame de Paris, un
martes, día del dios de la guerra Marte, ha hecho sonar la campana del fin del
recreo.
La fiesta se ha acabado. ¡Europeos, si queréis la paz
mañana, entonces prepararos hoy para la guerra!
Guerra a cualquier religión que quiera intervenir en los asuntos políticos.
ResponderEliminarPor supuesto, otra cosa que las convicciones religiosas tengan que dirigir la moral o la cultura, pero en la política, por supuesto que fuera.
ResponderEliminarDominique Venner como buen historiador, luchador y escritor galo, los tuvo así de gordos para elegir su final y creo que al mismo tiempo, huir de la que se nos viene encima. Eso de volarse los sesos frente al altar Mayor de la Catedral de Notre-Dame, a pesar de ser contrario a la religión cristiana, tiene mucho de simbolismo.
ResponderEliminarConsidero que este anciano de 78 años (yo también lo soy con 71), eligió un final que yo no comparto.
Si se ha elegido el camino de la lucha, (él ya lo hizo en la OAS) uno tiene que morir en ella. Pero jamás desertar.
Entiendo que a Dominique Venner le venció la presión y se le fundieron los fusibles. De otro modo no se explica su auto inmolación porque era un luchador nato. Quiera Dios que mis fusibles permanezcan enteros hasta el final de mis días y que a mí no me ocurra otro tanto, aunque de inmolarme, lo haría mar adentro.
Un abrazo, camarada..
A veces se llega a un punto en el que se te cruzan los cables y revientas, creo que es lo que le ha pasado.
EliminarPues el camio de la lucha siempre estará en mi mente, mientras Dios lo quiera ahí estaré, pase lo que pase, HASTA EL FINAL de ellos o de mis días, pero siempre luchare por dejarles a mis descendientes la LIBERTAD, que nunca puedan decir que no me enfrente a los enemigos de la libertad.
Un abrazo.
¡¡¡ERRADICACIÓN GLOBAL DEL ISLAM YA!!!
ResponderEliminarPues como no nos pongamos de acuerdo todos, ellos seguirán su camino de destrucción. Debemos seguir apoyando la lucha contra el Islam y no pararnos, continuar hasta que los que tienen el poder politico se den cuenta de sus errores o esperar a las próximas elecciones y no votarles.
Eliminar¡Qué bien que en mi penúltima entrada hayamos tocado el mismo tema!, a ver si se difunde el mensaje y la gente se entera que el Islam y los vendepatrias de nuestros dirigentes nos han declarado la guerra desde hace tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esos vendepatrias solo tienen un destino, la basura, pero para eso hay que dejar de votarles y botarlos a ellos.
EliminarAmigo DORAMAS, DATE UNA VUELTA POR MI CASA EL SONETARIO INCORRECTO Y VERÁS MI POSTURA, QUE CREO QUE ESTÁ CLARA.
ResponderEliminarUn Cordial Saludo
Y
¡¡RIAU RIAU!!
PD,- Y Como Siempre ¡¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA!!
Ya mismo voy a verlo. A Santiago hay que volverle a poner las cabezas de los moros a los pies de su caballo, que algunos maricomplejines las han quitado en muchas iglesias.
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