Por su interés general y para que se difunda por toda España, traslado éste artículo desde Minuto Digital, donde una vez más, queda claro, que se intenta borrar la verdadera historia y crear una nueva, al antojo de los rojillos de siempre.
Están los listos que deslumbran con el fajo de billetes (que no es más que un montón de recortes de periódicos) y los tontos que caen irremediablemente en la trampa. Así es la Memoria Histórica, una cosa que nada más que es apariencia y mentira. Por eso, los que somos ajenos a la estafa tenemos la obligación de denunciar las contradicciones que ya son muchas, de los nuevos antifranquistas, criados todos en las familias que más apoyaron al General Franco. Otro caso paradigmático es el del Presidente en funciones de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.
Este señor, como Secretario General del PSOE de Extremadura y como Presidente de la Comunidad Autónoma, ha apoyado política y económicamente al llamado «Proyecto de la Memoria Histórica» cuyos responsables son Cayetano Ibarra Barroso (ex Alcalde de Fuente de Cantos por el PSOE desde 1987 hasta 2003) y Julián Chaves Palacios, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura. Guillermo Fernández Vara ha avalado con su presencia diversos «congresos» de la «Memoria Histórica» de Extremadura. En las I Jornadas de las Memoria Histórica del PSOE de Extremadura celebradas en la localidad de Alburquerque en julio de 2009, Vara declaró esto: «Más de un centenar de personas nos hemos reunido en Alburquerque para recordar a nuestras familias y sus historias porque son nuestra principal preocupación. No hay que olvidar a las víctimas porque quienes pretenden el olvido lo único que quieren es reescribir la historia de este país, y la historia son las personas». De estas palabras se deduce que la familia de Vara también sufrió una supuesta persecución.
Como adalid de la Memoria Histórica, Fernández Vara no ha permitido la segregación de la entidad local menor, antiguo pueblo de colonización del Plan Badajoz, llamada Guadiana del Caudillo. El motivo aducido es que una parte del nombre de esta localidad se refiere al Caudillo Francisco Franco y que supuestamente vulnera la Ley de Memoria Histórica. El Alcalde de Guadiana del Caudillo se manifestó ante la sede de Presidencia de la Junta, en Mérida instalando una butaca de playa, pese lo cual fue desoído y ninguneado. Varios años antes, Vara creó en su Ejecutiva Regional del PSOE la Secretaria de Memoria Histórica, ocupada por Fernando Ayala Vicente.
Esta es la mitad de la historia que nos contaron, porque como dijo Vara en Alburquerque en 2009, «quienes pretenden el olvido lo único que quieren es reescribir la Historia de España». Efectivamente, los olvidadizos son los que manipulan. Lo que olvida Fernández Vara es quien fue su padre. Ni era obrero ni represaliado del franquismo. Se llamaba Julio Fernández Santamaría. En los últimos meses de mandato del Ministro de Justicia Eduardo Aunós (el que editó la Causa General en 1943) fue nombrado Abogado Fiscal de la Audiencia Provincial de Badajoz, por orden de 23 de febrero de 1945. Unos meses después, con el nuevo ministro, Raimundo Fernández Cuesta consiguió la excedencia. El fin era acceder a la carrera judicial. Su primer destino como juez de entrada fue el Juzgado de Instrucción de Fuente de Cantos. Al poco tiempo fue trasladado al Juzgado de Morón de la Frontera (Sevilla). Por Orden Ministerial de 23 de julio de 1946 Fernández Santamaría fue designado Juez de Primera Instancia de Almendralejo. En 1949 el haber que cobraba como juez de término era 22.000 pesetas anuales. Todo menos un represaliado por el franquismo.
Tras unos años sirviendo en el Juzgado de Mataró, por orden suscrita en 1952 por el nuevo Ministro de Justicia Antonio Iturmendi Bañales, Fernández Santamaría fue trasladado al Juzgado de Instrucción de Olivenza, localidad en la que contrajo matrimonio. En cada toma de posesión, los cargos judiciales tenían prestar juramento. La fórmula estaba determinada en el Decreto de 16 de febrero de 1938. El juramento se prestaba de pie, descubierto, ante el Santo Crucifijo y con la mano derecha sobre los Santos Evangelios ante esta pregunta: «Juráis ante Dios y sobre los Santos Evangelios incondicional adhesión al Caudillo de España, administrar recta e imparcial Justicia, obedecer las Leyes y disposiciones referentes al ejercicio del cargo sin otro móvil que el fiel cumplimiento del deber y el bien de España?» . Se pronunciaba «Sí, juro», y era contestado de esta forma: «Si lo cumplís, que Dios y España os lo premien, y si no, os lo demanden». He aquí la respuesta que explica la negativa de Fernández Vara para autorizar la independencia de Guadiana del Caudillo. Al final era un problema con la historia de su familia por jurar tanta fidelidad al «Caudillo de España».
Por Decreto de 3 de marzo de 1956, firmado por Franco, fue promovido Julio Fernández Santamaría como magistrado de entrada con el sueldo anual de 41.150 pesetas y fue trasladado al Juzgado de Instrucción número 1 de Salamanca. Varios meses después, por Decreto de 22 de junio de ese mismo año el padre de Fernández Vara fue nombrado Juez de Instrucción de Cáceres. En esa época se estaban terminando las obras de remodelación del Palacio de la Audiencia Territorial de Cáceres, sede de ese juzgado. Es decir, Julio Fernández Santamaria fue testigo de la instalación del escudo de España diseñado por Enrique Pérez Comendador, obra artística de 12 toneladas que recientemente ha sido retirado de una de las fachadas del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.
Orden de traslado de Fernández Santamaría a OlivenzaAñadir leyenda |
Otro Decreto, de 21 de marzo de 1958, lo designó magistrado de la Audiencia Provincial de Badajoz, la que trabajó durante toda la década de 1960, siendo Presidente de su Sección Segunda.
En ésta época, la fórmula de posesión se había cambiado por Decreto de 6 de febrero de 1964: «Juro servir a España con absoluta lealtad al Jefe del Estado, estricta fidelidad a los principios básicos del Movimiento Nacional y demás leyes fundamentales del Reino, y administrar recta e imparcial justicia, poniendo el máximo celo y voluntad en el cumplimiento de las obligaciones del cargo de…………………. para el que sido nombrado». En los 70 fue Presidente de la Audiencia de Córdoba y en 1980 fue promovido como magistrado del Tribunal Supremo.
Esta es la verdad de la historia, otra parte de la historia que no se quiere asumir. Esa historia que se oculta para manipular y para mentir. Bien valen las propias palabras de Fernández Vara al respecto: «Pretenden el olvido lo único que quieren es reescribir la Historia de España». Para sobrevivir en la política del PSOE algunos reniegan de su propio pasado para ponerse al frente de las masas socialistas, hoy mermadas. Pero lo primero es la verdad, es necesario saber si un político miente o no, o si oculta información. Porque la historia se escribe con pruebas, no con conjeturas o con sentimientos como es la forma que han escogido estos señores. Por eso la verdad debe prevalecer sobre la ficción y la apariencia.
Por A. Manuel Barragán-Lancharro
Por eso no se acuerdan de la matanza de Paracuellos,por donde andaba un tal Carrillo.
ResponderEliminarSon unos manipuladores, y el pueblo en su mayoría,ni se entera
Muy oportuno el articulo. De esa memoria selectiva, de ese fundacional mito falso extraen ellos su supuesta superioridad ideológica sobre los demás, y de ahí que no paren con el raca-raca del tema.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Mamuma, es clásico en estos tiempos, ver estas locuras. El ejemplo mas clásico lo tenemos con que un hijo de Carrillo, lo nombran rector de una universidad. Ahora bien, si seguimos la lógica de la sangre, pues ya tenemos al futuro heredero de su padre.
ResponderEliminarAunque algo empieza a cambiar, poco a poco, pero empieza.
José, como ya le comente a Mamuma, las cosas empiezan a cambiar y hoy he visto renacer a toda una ciudad, con la celebración del Corpus en Toledo.
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