SI EL ORDENADOR NO FUNCIONA COMO DEBÍA, SE HACE UNA COPIA DE SEGURIDAD, PARA ANALIZAR EN EL FUTURO. SE APAGA Y SE VUELVE A REINICIAR DESDE CERO O MEJOR DESDE EL MARTES 22 DE JULIO DE 1969
Hace ya 51 años que se destruyó España y solo se ha creado un cortijo donde unos personajes, medran, roban, destruyen, perjuran y se permite que unos incompetentes y sinvergüenzas, ejecuten un holocausto de la sociedad española. Los errores se pagan aquí en la tierra, aunque una sociedad que no los reconoce, está condenada a su desaparición.
A estas alturas, cuando se ha demostrado el desastre sanitario provocado por el Covid-19, todos tenemos claro que se han hecho muchas cosas mal. El agujero económico que está produciendo va a traer unas consecuencias sociales y geopolíticas, superiores a la crisis mundial del 29.
Muchísimas familias se van a quedar abandonadas en las cunetas de la economía, sin recursos para sobrevivir. Y no sólo las siguen bailando y aplaudiendo con las orejas, que escaparon del agujero negro de 2008. Esta vez no escaparan.
También colectivos como los autónomos que, disfrutando de la clase media, van a verse arrastradas a unas condiciones mucho peores por la desaparición de sus empresas y, por ende, de sus puestos de trabajo.
Y sin trabajo, tampoco podrán disfrutar de un Estado del bienestar que actualmente solo disfrutan los politicos, tras años de recortes y austericidios en el pueblo, va a ser rematado y disuelto por esta pandemia.
A estas alturas de película, con millones de empleados en ERTEs, (abreviatura creada por los politicos para aparentar que tienen soluciones), sin saber por cuánto tiempo y cientos de miles directamente en el paro, pensar que en unos meses se volverá al escenario de 2019 es terriblemente ingenuo. Nos toman por estúpidos y aún hay quienes les siguen apoyando, aunque estén muriendo de hambre o enfermedad.
Una vez levantado el telón de esta obra teatral, el escenario que se nos presenta, es realmente deprimente, por no adjetivarlo con otra palabra más flamígera. Cuando durante años se ha criticado, reducido y aminorado los servicios sanitarios, ahora mismo no se encuentran en el mejor momento para exhibir músculo y proteger a la ciudadanía.
Teniendo en cuenta que en Canarias, Madrid, Baleares, Navarra y en la totalidad de provincias restantes, han desaparecido, según la Organización Médica Colegial, cerca del 30% de las camas hospitalarias durante la última década a pesar de que la población se ha incrementado en todas estas comunidades. Las cuentas es imposible que salgan a nuestro favor.
Y no estoy hablando de los profesionales en la sanidad pública diaria, que gracias a ellos y a su profesionalidad, les debemos que aún estemos vivos. Son los unicos que ante la carencia de material, sostienen un sistema sanitario, que muchos países desearían, ante sus resultados.
Ponernos ahora a discutir si hechos puntuales como la celebración de eventos deportivos, congresos políticos o manifestaciones feministas la semana previa al confinamiento fue un acierto o un error, que lo fue y mayúsculo, es señalar a la luna y mirar al dedo. Sirven para llenar las redes sociales de ‘me gusta’ y retuits de los propios, para desgastar al contrario. Pero para nada más. Y, desde luego, no para solucionar los problemas graves a los que ahora se está enfrentando y se va a enfrentar la sociedad española.
En una España sin proyecto, que lleva peleandose e insultándose a si misma, buena parte del siglo XXI, ahora más que nunca, hay plantear entre todos, o al menos una gran mayoría, un escenario nuevo de cara al futuro. Reiniciar el sistema para orientarlo a acabar con las desigualdades; generar oportunidades de riqueza y empleo a los emprendedores y empresarios; y dotar de las herramientas necesarias a través de la sanidad, la educación y las prestaciones sociales a los más desprotegidos de la sociedad.
Tenemos que sacar toda valentía ética y moral para enfrentarnos al futuro con gallardía, porque si no mucha gente va a quedar sufriendo por el camino, y a eso no hay derecho. Y hay que decidir entre hacerlo en una sociedad unida para que la gente esté mejor o ahondar en la separación, para ir al enfrentamiento con la repetición de nuestro pasado inmediato, “unos contra otros”
Tenemos que pararnos y dialogar, para acordar qué hacemos con una España de 17 comunidades/taifas. Pero también terminar con la locura de tener 17 teléfonos distintos para los afectados por el coronavirus. O 17 comunidades/taifas compitiendo entre ellas para comprar material médico que, por supuesto, no compartirán con el vecino hasta que hayan atendido al último de ‘los suyos’. Las autonomías/taifas, primero miran el DNI del enfermo.
Hay que analizar si es necesario continuar con la falsedad del café para todos o hay que hacer desarrollos diferentes, que garanticen la igualdad de oportunidades, para todas las regiones españolas. Y hacerlo ya, sin miedos ni complejos. Lo que está muy claro es, que tener 17 leyes orgánicas reconocidas por la Constitución, que son los estatutos de autonomía, que no se cumplen, generan fricción permanente, que separan y no solucionan sino que complican la vida de los ciudadanos es un desgaste social, político y económico tan absurdo como inasumible.
Una Constitución, que fue creada por unos "presuntos" padres de la patria que solo decidieron el bienestar de sus regiones de origen y el bienestar de sus partidos politicos, en busqueda de llenarse los bolsillos y mientras se los vacian a los españoles, como se ha comprobado con el paso de los años. Si hay que reformarla de arriba a abajo, es sencillo, se hace en beneficio de la sociedad, no de los personalismos politicos.
Pero si hacia dentro de España tenemos mucho que hacer, no se puede negar que a las instituciones europeas, hay que analizarlas de nuevo, para ver si nos conviene o no continuar en ellas. La incapacidad de dar una respuesta conjunta a la crisis del Covid-19 de la UE hace plantearse para qué sirve la Unión. Ahora mismo, Europa es un conjunto de países con una moneda común que vive pendiente, incluso acogotado, de las decisiones del Banco Central Europeo.
Pero carece de una estructura política, militar o fiscal que lidere, que oriente o sirva de contrapeso a unas decisiones monetarias que ya apostaron una vez por salvar a la banca, sus amigos, y se olvidaron de las personas hace ahora unos diez años. Europa tiene que dar pasos que demuestren su verdadera utilidad, que la tiene o no, en cuanto casos como el Brexit dejarían de ser anecdóticos. Ver a países negar la venta de material sanitario a sus conciudadanos europeos da tanta vergüenza como miedo de lo que nos depara el futuro de la Unión.
Si algo está claro en esta crisis que se posa sobre las cenizas de la anterior es que hay que hacer algo urgente, de calado y con el bienestar de las personas en el centro de la acción. Todo lo que no sea eso es dar pasos hacia atrás en el progreso que tanto nos ha costado conseguir.
Entiendo que el gobierno esté sobrepasado y sería un gran acto de humildad llamar a la oposición y ofrecerles un gobierno temporal de concentración, para que los mejores de todos los ámbitos se pongan al frente de este problemón. Mejor rebajarse a eso que no vivir el tiempo que le quede sabiendo que fue el mayor genocida por incompetencia en democracia de la historia de España.
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