jueves, 11 de julio de 2019

MERCENARIOS DE LA INFORMACIÓN

TODOS SABEMOS QUE EXISTEN Y ELLOS LO NIEGAN, DICEN QUE SON LIBRES


Cuando uno se pone a reflexionar sobre la realidad política de esta nuestra isla de la Gran Canaria, se encuentra que no difiere en nada de la política nacional o internacional. Es todo lo mismo, un potaje de siglas y a ver cual hurta más dinero a las arcas públicas o como diríamos por aquí, a ver quién coge más del cajón del millo.

Y resulta que a todos esos políticos, solo les falta cotizar en bolsa como otros más del IBEX-35. El negocio prospera cada día más. Mientras se mantienen alimentando económicamente a los que dicen ser periodistas y son solo unos mercenarios o soldados a sueldo, que sabotean las noticias, a gusto del soberbio y todo poderoso político, democrático, por supuesto, faltaría más.

Resultando que ahora con eso de los medios digitales, se han identificado bajo un nombre muy actual y conocido por todos. Ahora no se llaman periodista, ahora son “influencer´s” y los medios donde pastan se llaman medios emergentes. Deciden lo que es tendencia y lo que no. Tu leerás o veras lo que ellos decidan, del resto no tendrás noticias. Comerás lo que te sirvan en la mesa y a callar. 

Dicen que tienen capacidad de agotar o censurar una noticia en cuestión de segundos y se han convencido ellos mismos en la nueva guía de estilo. Cuando en realidad no son nada sin el plato de lentejas servido por esos nuevos economistas ideológicos de la política basura.

¿Qué es entonces un «influencer»? Según ellos, se trata de aquellas personas o medios, que realmente «tienen la capacidad de modificar la conducta de sus seguidores». Unos seguidores que carecen de la personalidad propia de un ser humano y solo siguen a la zanahoria, hasta que caen por el precipicio. Es decir, como su propio nombre indica, aquella que influye directamente sobre la audiencia a la hora de ver y oír, además del vestir, comprar o incluso viajar.

¿Qué diferencia a un auténtico “influencer”?. Con el auge de esta profesión, que se cataloga como reciente, aunque esta demostrado que siempre ha existido y cual camaleón se adapta al color que más le paga y de las ventajas que conlleva, también surgen los «falsos influencers», bautizados por la red de redes como «bluffs».

Periódicos digitales del tres al cuarto, que sin ese político que le pone el plato de lentejas, con dinero publico e incita a que se pueda pensar en “presuntas” prevaricaciones, que por casualidades de la vida, nadie denuncia y nadie hace su trabajo de perseguirlas de oficio, no serian nada, absolutamente nada. Periódicos digitales y sus cuentas con seguidores, «likes» comprados y comentarios pagados o muchas veces comentarios de almas desconocidas, aunque sean siempre del mismo, con el fin de garantizarse un hueco en la red o plataforma de turno, para poder colaborar con grandes marcas y obtener dinero por realizar publicaciones.

Y es que ser «influencer» es una profesión en la que la naturalidad en el discurso y la constancia en las publicaciones son la fórmula secreta. Una imagen aparentemente impecable y mediática de cara al gran escaparate que es la red de redes, cuando en ocasiones, se trata de un fraude realizado a través de estos trucos, cada día más utilizados y con mayor oferta mediante aplicaciones en la red, creando un panorama en el que diferenciar la autenticidad es cada vez más complejo, y en el que contando con estas herramientas, aparentar es mucho más sencillo.

Respecto a los motivos económicos, soy muy tajante tajante en que el recibir dinero por publicar no te convierte en “influencer”, para aclarar que influir es cuando realmente los resultados se convierten en cifras: cuando no se agota lo que escribes, opinas, comentas, o bien lo que lanzas a las redes sociales.

Cuando cree mi blog hace ya 15 años, nunca pensé que llegaría a tener las visitas que tiene, ejemplificando los resultados reales a medios oficiales que no puedo manipular, como hacen otros medios digitales. Incidiendo además en que no solamente se trata de editar fotos, sino que es «una afición más compleja de lo que parece, con muchas horas de trabajo detrás».

Superar el millón de visitas a lo que vas escribiendo día a día, es la precurción del movimiento influencer, que acumula unos incontables visitantes y lectores a tu creación en la red.
¿Qué diferencia a un auténtico ‘influencer’?, sencillamente, seguir una estela marcada por contar la realidad de forma natural». Unos datos verídicos y demostrables, puesto que cada vez que subes una información o un comentario a las redes sociales mostrando una determinada opinión o «look», las noticias y sus anexos que la acompañan se agotan en cuestión de segundos, creando esa definición actual del trending topic, que al parecer según esos falsos influencer, solo lo consiguen ellos.

Los hashtags también son otro elemento importante dentro de este mundo, ya que saber utilizarlos es algo básico para poder alcanzar popularidad, aunque yo no suelo utilizarlos, eso lo dejo a los lectores. Con un mayor impacto en las redes sociales, gracias a esos algo más de 135.000 seguidores, al menos eso dicen los que cortan el bacalao como propietarios de las plataformas existentes, que yo nunca me he preocupado de ese tema, hay que contar con que el truco para generar audiencia real está en la «naturalidad y en la constancia en las publicaciones», dos aspectos claves para alcanzar el éxito en esta afición.

A los falsos influencers se les pilla muy rápido desde fuera, además, también existen algunas claves para aprender a identificar verdaderos «influencers», como por ejemplo observar las interacciones. Así es como los comentarios cortos podrían ser originados por plataformas de pago, o bien si la cuenta sigue a un elevado número de perfiles, lo que podría indicar que solo los busca en retorno.

Los hashtags y el origen de estos también puede desvelar si el intercambio de «likes» está detrás de la publicación. Por su parte, el inflarse el número de seguidores es, cada vez, más habitual entre los mercenarios de la información. Unos datos que se demuestran cuando un determinado perfil sigue a un gran número de personas, siendo esto una estrategia para lograr «followers» de vuelta. Y es que ser «influencer» es una profesión en la que la naturalidad en el discurso y la constancia en las publicaciones son la fórmula secreta para abrirse un hueco de forma honesta y real. 

No vale eso de que “no se escribir o no se explicarme”. Con el tiempo irás mejorando, los que te lean comprobaran que no mientes, que escribes como lo sientes y ahí es donde estas tu y tu personalidad. Yo les animo a todos ustedes a participar con sus comentarios y pensamientos. Hacerse un muro en Facebook, Twitter, Blogger, no cuesta nada, es gratis y desde ellos puedes difundir lo que quieras, pero recuerda que tu honestidad y la verdad son lo que te hacen real ante tus seguidores.

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