Hace meses entre unos y otros, me convencieron para colaborar en diferentes medios, con el fin de hacer llegar a más lectores y más oyentes, mis denuncias publicas y mi idea, de lo que resultaría mejor para una población, secuestrada por las acciones u omisiones de la política en general. Que conste, que yo no les busque a ellos, ellos vinieron a buscarme a mi y ahora, usar y tirar.
Con el paso de los meses, he ido comprobando, como se ha ido redirigiendo mi manera de pensar y expresarme exteriormente, haciéndome rectificar textos para adaptarlos a esa manifestación progresista de lo: “POLÍTICAMENTE CORRECTO”, cuando la realidad es, el redirigirme hacia la renuncia de mi propio criterio, para conseguir la aceptación de una mayoría de imbéciles.
No se aceptan mis colaboraciones escritas o en audio, si expongo la verdad en contra de asociaciones, ong´s, aficionados a los perros, a los gatos, con los médicos, abogados, comerciantes, industriales, empresarios, directivos, decisiones judiciales, dejando claro que por imperativo legal debo acatar esas sentencia, que no me obliga a compartirlas. Y todo ello, me ha llevado en estos meses pasados, a recibir muchas quejas por e.mail de personas que me leen y han observado que últimamente no estoy cumpliendo con mis blogs. Blogs que administro desde el 2003.
En el fondo tienen razón, de escribir tres artículos de opinión semanales, me he encontrado con que los escribo, para editarlos en otros sitios, lo que conlleva a dejar tiradas a muchas personas que seguían mi línea de opinión. Y lo que me sucede hoy es esto: “lo políticamente correcto ha fragmentado la sociedad, en miles de subgrupos listos para ofenderse, denunciarse, enfrentar a todos contra todos”. El poder lo ha conseguido, aunque con “algunos”, no ha podido.
Durante meses y de forma lenta pero creciente, la cultura, enemiga acérrima de los prejuicios, fue extendiéndose en capas cada vez más amplias de mis colaboraciones. Ahora toca desandar el camino. Pero el poder, como siempre, dio con la solución: “ya no podía evitarse el acceso al conocimiento, pero sí podía simplificarse”. Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar una lectura de ocho minutos. Que terminarán, convertidos en un resumen de diccionario de diez o doce líneas.
Pero ahora todo es más fácil. Las redes sociales me permiten, el poder enfrentar a hombres con mujeres, grancanarios con chicharreros, canarios con peninsulares, catalanes con españoles y por supuesto teldenses con teldenses … La fragmentación está servida y los algoritmos se encargan del resto. Ahora una comunidad no se enfrenta a otra en el campo de batalla, sino odiándose en las redes sociales gracias a un sofisticado azuzamiento impulsado desde numerosos lugares, que ya poseen organizaciones creadas para la manipulación de la opinión pública en dichas redes.
Esas organizaciones han descubierto que lo fundamental para ser eficaces en sus objetivos no es servirse del big data para llegar al individuo, sino utilizarlo para consolidar colectivos diferenciados por su orientación sexual, idioma, ideología o cualquier otro factor de cohesión endogámica y convencerles de que todos sus problemas se resolverían con la extinción del contrario.
Cuentan además con un apoyo adicional: las personas que convierten la dinamización de esos colectivos en una profesión y que, en consecuencia, fomentan su encono como un sistema para perpetuar el puesto de trabajo. En ese contexto, lo políticamente correcto opera como una mistificación de la realidad. Su función no es la de evitar los conflictos, sino la de posponerlos. Permitir que permanezcan latentes para cuando sea necesario servirse de ellos en unas elecciones, en un referéndum, para atacar al contrincante… y alimentarlos mientras tanto en las redes sociales a través del goteo sistemático de campañas de desinformación, fake news, etc.
Esto solo es un claro ejemplo de mi interés por acabar con un problema que, en el fondo del fondo, le resulta útil a demasiada gente. Como titulaba Gilbert O'Sullivan -Alone Again- Naturally o lo que es lo mismo “OTRA VEZ SOLO, NATURALMENTE", pues mejor solo que mal acompañado. Las decisiones las tomo yo y nadie me “MARCA EL PASO”.
Yo me vuelvo a mis “CUARTELES DE INVIERNO”, donde podré escribir y opinar en libertad, expondré la misma en las redes sociales que controlo yo y no están supeditadas a la voluntad política o la exposición de anuncios para mantenerme. Seguiré fiel a mis principios que son únicamente: LA BANDERA, LA VERDAD, LA EXPERIENCIA, LA LIBERTAD, LA DISCIPLINA, EL HONOR y VUESTRA ACEPTACIÓN.
Por descontado, que el que desee copiar cualquiera de mis artículos y pegarlos en su web, muro o donde quiera, desde aquí le autorizo a ello, no existe ningún inconveniente por mi parte. Un claro ejemplo de mi interés por acabar con un problema que, en el fondo del fondo, le he resultado útil a demasiada gente.
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