¡Pero humillaciones y vejaciones a nuestros muertos, no toleraremos ni una más!
Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda
Cuando nosotros éramos militares -y no funcionarios- no había “absentismo laboral”. Íbamos al destino, por propio honor y espíritu incluso cuando teníamos fiebre. Salíamos de guardia de 24 horas ¡de verdad, sin “cabezadas” o “piltras”! (como los médicos o los bomberos) y al salir de la guardia, tras la parada, nos incorporábamos a nuestro destino, y por supuesto sin el “24 horas de servicio, dos días libres” y ni mucho menos compensación económica.
El final de la jornada laboral era cuando lo decía el jefe, nadie estaba mirando el reloj y muchas veces, cuando lo requería el destino -o con jefes sin vida familiar gratificante- la jornada se prolongaba “sin contar las horas ni los meses ni los años” en plan Credo legionario.
Teníamos un mes de vacaciones, cuando los funcionarios tenían las bagatelas que luego nos dieron por asimilarnos con ellos y que ahora van a quitar.
En definitiva, que tras el tan cacareado empeño de que dejáramos de ser “militares” pues éramos tan sólo unos funcionarios más del Ministerio de Defensa, ahora quieren que seamos de nuevo los militares de verdad, como los del Ejército de Franco que con tanto ahínco se preocuparon de desacreditar y eliminar.
Bienvenidas sean las reformas si sirven para sacar a España de la ruina económica y moral en que la han sumido, y si además también sirve para que volvamos a ser una “Religión de hombres honrados” donde se respetan nuestros valores, nuestras tradiciones y a nuestros héroes.
Volvamos a ser soldados, y como tales, austeros y abnegados. Aceptemos el sacrificio, pero que tiemble Roma con la cólera de sus legiones cada vez que se nos toque la honra.
Y como prueba de nuestro nuevo compromiso y estatus quo, exijamos la restitución inmediata de la estatua del Generalísimo Franco en la Academia General militar de Zaragoza.
Al fin y al cabo, gracias a la definición de disciplina que nos legó hemos aceptado y seguiremos aceptando todos los sacrificios, ¡Pero humillaciones y vejaciones a nuestros muertos, no toleraremos ni una más!
“A España la hacienda y la vida, se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma. Y el alma sólo es de Dios”.
Los que simplemente hicimos el servicio militar no añoramos aquellos 20 meses, pero reconozco que la abnegación de los profesionales de la defensa no tenía límite, en verdad eran unas fuerzas armadas ejemplares, preparadas y dispuestas para la defensa del estado.
ResponderEliminarLas fuerzas armadas junto a los servidores del orden han sufrido en sus carnes muy duramente durante mas de cuarenta años la lacra terrorista, algunos de nuestros gobernantes al parecer se han olvidado cuando asistían a los funerales para ver a cientos de familias rotas por el dolor y la impotencia.
Los asesinos con saña no merecen ni compasión ni privilegios.
Un abrazo.
Helio, la cosa ha cambiado tanto, que ahora cuando el servicio militar es voluntario y "profesional", nos encontramos que aún existen desertores.
ResponderEliminarSi miras el BOE del día 7 de éste mes, te encuentras que el gobierno actual ha indultado a 20 desertores. ¿? entre ellos a un moro. ¿Que hacia el moro en el ejercito?, sencillamente incordiar y sacar información. Es que somos tontos.
Si es voluntario y sabían donde se metían, ¿como es que se convierten en desertores?. ¡¡País de los cojones!!
En la mili seguro que a ti también te pasó, hiciste buenos amigos y camaradas, eso no creo que lo puedas negar. Unos siguieron la vida militar por que les gustaba otros siguieron con sus ilusiones de futuro en la vida civil y no pasaba nada.
Lo jodido es que hoy no hay ni lo uno ni lo otro.
Gracias por tu visita y comentario.
Desde Teror, celebrando la mayor y más importante fiesta de ésta isla: LA FIESTA DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DEL PINO.
Lo de Perejil lo resolvió España ella sóla, ahora para desalojar a unos desarrapados de territorio nacional necesitamos ayuda de Marruecos.
ResponderEliminarYa no queda nada en España que nos pueda defender. La cobardía y el miedo político es una realidad. Marruecos aprovechara la debilidad del gobierno en cualquier momento, como cuando Hassan II utilizó la Marcha Verde, tiempo al tiempo, que eso lo volveremos a ver.
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