lunes, 24 de agosto de 2009

JUICIO HISTÓRICO A PEDRO DE VERA.

ESTE ARTÍCULO ESCRITO POR D. FELIPE ENRIQUE MARTÍN SANTIAGO, ME LLEVA CLARAMENTE A UNA SITUACIÓN, QUE POR NO HACER LARGO EL TEMA, ANALIZARÉ EN EL POST DE MAÑANA, SOBRE EL ASUNTO DE LA MEMORIA HISTÓRICA

Siempre hemos tenido la libertad de pensar, incluso durante el franquismo, pero la libertad de expresión era otra cosa. Sin los miedos de antaño, con esas libertades que gozamos, consideramos que es el momento de abordar las acciones del gobernador de Gran Canaria Pedro de Vera, que participó en la integración de la Isla a la Corona de Castilla.

Sin duda alguna, la captura de Tenesor Semidán y el Tratado de Calatayud, entre los Reyes Católicos y el denominado Rey de Canaria, será decisivo. Fernando Guanarteme (Tenesor Semidán) fue la figura clave en la incorporación de Gran Canaria, incluso intervino a favor del propio Pedro de Vera en la batalla de Ajodar. La historiografía sobre la conquista debe analizar estos hechos, que hasta el presente han resaltado la labor del gobernador militar.

El Tratado de Calatayud reconocía los derechos de la familia guanarteme, que tenía el privilegio de sentarse en el banco principal de la iglesia de Santiago de los Caballeros de Gáldar, junto al corregidor o delegado real. Entre los derechos históricos de los canarios están los recogidos en ese tratado, es decir, somos una comunidad histórica en el actual Estado español.

El juicio histórico a la labor de Pedro de Vera atañe a sus acciones, quedando sus descendientes libres de toda acusación. Nadie es responsable de los actos de un familiar; queda claro que existió una responsabilidad política de la Corona de Castilla, con su expansión atlántica, persiguiendo a los "herejes".

Entre las acciones realizadas por Pedro de Vera, que aquí juzgamos, destacamos la muerte de Doramas y la matanza y esclavitud a la que fueron sometidos los gomeros por oponerse al cruel Hernán Peraza.

Con la muerte de este último, en el año de 1488, por la resistencia de los gomeros, el gobernador de Gran Canaria fue en auxilio de su viuda, Beatriz de Bobadilla, mujer cercana a Isabel la Católica, que por sus aventuras amorosas con el rey, fue desplazada de la corte, obligada a casarse con Hernán Peraza, que había acudido a Castilla por la muerte de Juan Rejón. Isabel la Católica mató dos pajaros de un tiro, se quitó una amante de su marido de encima y reforzó las tropas de ocupación en la isla de Gran Canaria, obligando también a Hernán Peraza a participar con sus tropas gomeras en la conquista de la Isla.

Definimos claramente como crímenes de guerra las acciones de los nazis contra la resistencia francesa e italiana, matando a numerosas personas por la muerte de un soldado alemán. Ante las acciones de Pedro de Vera, matando a numerosos gomeros por la muerte de Hernán Peraza, ¿qué nombre le damos?, ¿tenían derecho los gomeros a la resistencia? Tanto en el siglo XV como en el XX, eso recibe un nombre, crímenes de guerra.

La muerte de Doramas en la batalla de Arucas, rematada con el corte de su cabeza y exposición en el Real de Las Palmas demuestra, una vez más, la mentalidad asesina de Pedro de Vera. No existe ninguna justificación cristiana que defienda al gobernador. No existe ninguna justificación democrática que defienda al Vera.

Condenamos al personaje histórico Pedro de Vera como criminal de guerra y deseamos que en los manuales de historia aparezca como tal, no como el lider carismático que consiguió la incorporación de Gran Canaria a la corona de Castilla.

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