SEGÚN EL INCLITO DE EL DIA, ESTO ES LO QUE DEBEN HACER EN TENERIFE
SABEMOS que la fusión de Santa Cruz y La Laguna levanta polémica y suspicacias, pero tenemos que abordar tema tan delicado, igual que hacemos todos los días con otros asuntos informativos igual de complicados, con los riesgos consiguientes. Y no se puede rehuir el debate de la unión o fusión porque es ya una realidad física que comprueban a diario los vecinos de ambas ciudades, que forman una sola, una conurbación que se extiende por el Norte y por el Oeste hacia Tegueste y El Rosario, respectivamente. Y, comprobado este hecho irrebatible, el siguiente paso debe ser aceptar que mientras la llamada capitalgrancanaria siga siendo la más poblada, ese factor, es decir, la demografía, seguirá siendo la base de su influencia dentro de la región; en otras palabras, seguirá siendo un peligro político para Santa Cruz y para Tenerife.Hasta ahora, los cuatro municipios de la llamada área metropolitana de Tenerife han hecho intentos, siempre frustrados, por mancomunar algunos de sus servicios, pero esa figura, la de la mancomunidad, no resuelve nada. Puede ser beneficiosa para mejorar aspectos de la gestión municipal, pero no entra en el fondo del problema, es decir, de la necesidad que tiene Tenerife de contrarrestar el poder de Las Palmas de Canaria y acabar de una vez con su sueño de convertirse en capital única del Archipiélago. Porque si las cuatro poblaciones citadas se fusionaran en una sola sumarían -según los últimos datos recogidos por el censo- casi 390.000 habitantes, por los poco más de 378.000 que tiene Las Palmas. Ahora, Santa Cruz sola apenas sobrepasa los 221.000, y esa diferencia tan grande es su punto débil, aunque siga siendo una gran ciudad.Por supuesto, una unión o fusión entre ciudades despierta recelos entre quienes se creen absorbidos, pero eso también se ha tratado varias veces en la prensa y en otros foros, y, al menos en otros tiempos, Santa Cruz estaba dispuesta a ceder a La Laguna varias instituciones y representaciones municipales para que recobrara, incluso, su antigua pujanza. Incluso se ha barajado el nombre que tendría la urbe resultante de la unificación de las dos, que sería igualmente válido en caso de sumarse El Rosario y Tegueste. En fin, si los partidos políticos no se ponen de acuerdo para llevar adelante esta operación por su gran calado electoral, que por lo menos den a los ciudadanos la oportunidad de opinar mediante una consulta popular. Sería la única forma de saber qué opinan los vecinos afectados. Se trata de una cuestión de importancia capital -nunca mejor dicho-, que deberían abordar los grupos municipales a corto plazo, nada de a 20 años vista, en todo caso a 20 semanas vista. Los líderes de los respectivos partidos deberían hacer un esfuerzo por aparcar sus diferencias y comprender que lo que importa es crear la gran capital tinerfeña, que podría serlo en el futuro de Canarias, y acabar con el predominio actual de la capitalgrancanaria, que provoca temor político y absorbe muchos beneficios.Llegados a este punto, recordamos a uno de los grandes impulsores de la idea, una persona muy inteligente y con visión de futuro: Félix Álvaro Acuña Dorta, un gran tinerfeño que tenía un pie en La laguna y otro en Santa Cruz, que pisaba firme; que fue un gran lagunero y un excelente alcalde de Santa Cruz. Olvidar su visión de la realidad sería una enorme pérdida para el porvenir de la Isla.Miguel Zerolo, Ana María Oramas, Vidal Suárez (de CC) y Macario Benítez (del PSOE), los cuatro buenos alcaldes tinerfeños, tienen, junto a sus corporaciones, la llave del triunfo de Tenerife y de la desaparición de las ambiciones que motivan el pleito insular
SABEMOS que la fusión de Santa Cruz y La Laguna levanta polémica y suspicacias, pero tenemos que abordar tema tan delicado, igual que hacemos todos los días con otros asuntos informativos igual de complicados, con los riesgos consiguientes. Y no se puede rehuir el debate de la unión o fusión porque es ya una realidad física que comprueban a diario los vecinos de ambas ciudades, que forman una sola, una conurbación que se extiende por el Norte y por el Oeste hacia Tegueste y El Rosario, respectivamente. Y, comprobado este hecho irrebatible, el siguiente paso debe ser aceptar que mientras la llamada capitalgrancanaria siga siendo la más poblada, ese factor, es decir, la demografía, seguirá siendo la base de su influencia dentro de la región; en otras palabras, seguirá siendo un peligro político para Santa Cruz y para Tenerife.Hasta ahora, los cuatro municipios de la llamada área metropolitana de Tenerife han hecho intentos, siempre frustrados, por mancomunar algunos de sus servicios, pero esa figura, la de la mancomunidad, no resuelve nada. Puede ser beneficiosa para mejorar aspectos de la gestión municipal, pero no entra en el fondo del problema, es decir, de la necesidad que tiene Tenerife de contrarrestar el poder de Las Palmas de Canaria y acabar de una vez con su sueño de convertirse en capital única del Archipiélago. Porque si las cuatro poblaciones citadas se fusionaran en una sola sumarían -según los últimos datos recogidos por el censo- casi 390.000 habitantes, por los poco más de 378.000 que tiene Las Palmas. Ahora, Santa Cruz sola apenas sobrepasa los 221.000, y esa diferencia tan grande es su punto débil, aunque siga siendo una gran ciudad.Por supuesto, una unión o fusión entre ciudades despierta recelos entre quienes se creen absorbidos, pero eso también se ha tratado varias veces en la prensa y en otros foros, y, al menos en otros tiempos, Santa Cruz estaba dispuesta a ceder a La Laguna varias instituciones y representaciones municipales para que recobrara, incluso, su antigua pujanza. Incluso se ha barajado el nombre que tendría la urbe resultante de la unificación de las dos, que sería igualmente válido en caso de sumarse El Rosario y Tegueste. En fin, si los partidos políticos no se ponen de acuerdo para llevar adelante esta operación por su gran calado electoral, que por lo menos den a los ciudadanos la oportunidad de opinar mediante una consulta popular. Sería la única forma de saber qué opinan los vecinos afectados. Se trata de una cuestión de importancia capital -nunca mejor dicho-, que deberían abordar los grupos municipales a corto plazo, nada de a 20 años vista, en todo caso a 20 semanas vista. Los líderes de los respectivos partidos deberían hacer un esfuerzo por aparcar sus diferencias y comprender que lo que importa es crear la gran capital tinerfeña, que podría serlo en el futuro de Canarias, y acabar con el predominio actual de la capitalgrancanaria, que provoca temor político y absorbe muchos beneficios.Llegados a este punto, recordamos a uno de los grandes impulsores de la idea, una persona muy inteligente y con visión de futuro: Félix Álvaro Acuña Dorta, un gran tinerfeño que tenía un pie en La laguna y otro en Santa Cruz, que pisaba firme; que fue un gran lagunero y un excelente alcalde de Santa Cruz. Olvidar su visión de la realidad sería una enorme pérdida para el porvenir de la Isla.Miguel Zerolo, Ana María Oramas, Vidal Suárez (de CC) y Macario Benítez (del PSOE), los cuatro buenos alcaldes tinerfeños, tienen, junto a sus corporaciones, la llave del triunfo de Tenerife y de la desaparición de las ambiciones que motivan el pleito insular
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